(Nené
a Lita)
Cádiz,
20 de Marzo 2007
Plantearme qué hago en las vacaciones es
algo que siempre me produce un estrés importante, (igual me
lo monto así para llegar a ellas agotada y justificar de este modo
el descanso. Mi mente es capaz de eso y de más). Llevo una monja
retorcida haciendo de las suyas entre los pliegues de mi cerebro. Es mi
lado rígido y acusador, de ahí que se me alborote el nervio ciático
junto con todos los demás nervios de mi cuerpo.
Pues como te iba diciendo; esto de
programar las vacaciones se suele tornar en un dilema. Me dedico a
ir montando planes para desmontarlos acto seguido. Digo que sí a
cuántas ofertas me hacen otros (para no quedar mal con nadie).
También me da por pensar en la urgencia de revitalizar mis
relaciones de pareja y, qué mejor momento, que unos días perfectos en un
lugar de belleza incomparable...
Conclusión 1ª (con las jodidas
vacaciones ahí mismo y sin haber decidido nada): Qué hago con el perro,
de dónde saco dinero para un albergue municipal de belleza
incomparable (en el que seguro la cama será mala y pasaré un frío de
muerte, la ducha no funcionará, tampoco follaré por no quitarme el
pijama –y por oler- y mis relaciones de pareja se irán a la mierda porque
tendremos tiempo para hablar o para notar que no hablamos...
Conclusión 2ª: me quedo en casa
pasándolo mal y culpando al otro de que no salimos nunca.
que mi declaración anterior no influya
en vuestra decisión y la valentía os eche una mano.
En esa propuesta que te haré, figura
una jornada en Los Caños:
Iré provista de crema de alta
protección, pamela y silla plegable (objetos todos indispensables en matronas que
valoramos la suavidad y tersura de nuestra piel y la dificultad
incipiente para alzarnos del suelo sin colaboración de otros).
Yo ahora voy a la playa con espíritu de
balneario: a tomar baños
de sol y de agua con precaución y
mesura. Me acompañan siempre
mis labores de aguja, (ya sea croché o
punto de media) y mi conversación amena y distendida.
Con estos y otros alicientes te
convocaré para que vayas desempolvando los topolinos y el sombrero de rafia.
Hasta entonces, quedo tuya afma.
Nené
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